Paso de la laguna Estigia.

MICRORRELATO

       Allí se hallaba aquella alma vacía, desorientada, indecisa, pese a que el ángel de la orilla le invitase con un gesto hacia el paraíso. El alma al acercarse al temido infierno quiso retroceder, pero Cerbero ya estaba hambriento y yo no pensaba retroceder. No se supo el motivo por el cual aquella alma indefensa estaba ahí, todos pensaremos que fue una muerte repentina, fruto de la edad, ¿pero entonces por qué estaría llevándola al infierno? ¿Qué horrible cometido habría hecho para ser presa de mi dios Hades?
-Yo, Caronte, hijo de Érebo y Nix, he sido engañado por Hércules, convencido por Eneas, encantado por Orfeo, pero nunca más un culpable y asesino volverá a salir del infierno una vez dentro. Ya que por todas aquellas deudas que no han pagado en el mundo de los vivos, las pagarán aquí, en el Inframundo y me encargaré personalmente de ello.
Así es como Caronte nunca volvió a escuchar las plegarias de todas las almas que él escogía y así fue como nunca volvió a ser engañado.